La soledad que se transforma en plenitud.
- Raul Alberti
- 13 oct
- 3 Min. de lectura
La vida es hecha de temporadas, experiencias y aprendizajes, espero que puedas vivir la plenitud, peró vamos paso a paso. Hay silencios que pesan, y otros que liberan. La soledad tiene de ambos. A veces duele como una ausencia, y otras veces abraza como una presencia invisible que lo llena todo.Durante mucho tiempo se nos enseñó a temerle. Se nos dijo que estar solos era sinónimo de fracaso, de vacío, de tristeza. Y sin embargo, cuando la vida nos empuja a un rincón donde ya no queda ruido, descubrimos que la soledad no siempre viene a quitarnos algo, sino a devolvérnoslo.
El primer contacto: la soledad que duele
Hay una soledad que llega como una noche repentina. Puede ser la pérdida de alguien, un cambio, una ruptura, o simplemente el cansancio de seguir rodeados de gente que no nos ve de verdad. Esa soledad tiene filo. Nos hace mirar hacia adentro y nos deja frente a una pregunta incómoda:
“¿Quién soy cuando nadie me sostiene?”
Es una etapa dura, pero necesaria. Porque en esa herida empieza el despertar. Al principio uno busca distraerse, llenar los vacíos, inventar ruidos. Pero poco a poco el alma se cansa de huir, y decide quedarse quieta. Y en esa quietud, empieza la escucha.

Los muchos rostros de la soledad
Con el tiempo uno entiende que no existe una sola soledad, sino muchas. Está la soledad física, cuando el cuerpo no tiene a nadie cerca. La emocional, cuando el corazón se siente incomprendido. Y esa otra, más profunda, la soledad existencial, cuando te das cuenta de que nadie puede vivir por ti, ni sentir por ti, ni morir por ti.
Pero también hay una soledad que no hiere: la soledad elegida, la que se busca como quien busca sombra en medio del calor. Ahí la soledad empieza a cambiar de rostro: deja de ser enemiga, y se vuelve maestra.
El giro invisible: la soledad espiritual
Un día, sin darte cuenta, dejas de sentirte solo. Sigues estando sin gente, pero algo en ti se expande. El silencio, que antes pesaba, ahora respira contigo. Te das cuenta de que en esa soledad hay una presencia: la tuya. Y a través de ti, algo más grande —la vida, Dios, el universo, como quieras llamarlo— empieza a hacerse visible.
La soledad espiritual no llega como una idea, sino como una sensación. No se trata de alejarse del mundo, sino de encontrarse dentro de él con más profundidad. Es ese instante en el que te sientas en silencio y sientes que no falta nada. Que todo está bien. Que todo está siendo.
Y comprendes que la soledad no es vacío: es espacio. Un espacio donde puede florecer lo auténtico.

Cuando la soledad se vuelve plenitud
De pronto, el silencio deja de doler. Empieza a tener sabor a paz. Te miras al espejo y, por primera vez, te ves de verdad. Sin exigencias, sin máscaras, sin comparaciones. Solo tú, respirando, siendo.
Eso es la soledad plena. El momento en que estar solo ya no significa estar incompleto. Donde la soledad se convierte en compañía, y el silencio en un canto suave.
Entonces entiendes que todo lo que buscabas afuera —afecto, reconocimiento, calma— estaba esperando dentro, en el mismo lugar del que huías. La soledad plena no te separa del mundo, te reconcilia con él. Te enseña a amar sin necesidad, a acompañar sin perderte, a estar sin depender.
Epílogo: el hogar interior
Quizás la soledad nunca fue el problema, sino nuestra forma de mirarla. Quizás la vida nos la envía no para aislarnos, sino para recordarnos el camino de regreso a casa.
Porque solo quien se ha encontrado a sí mismo en la soledad puede estar realmente con los demás. Solo quien ha aprendido a escuchar el silencio puede escuchar de verdad. Solo quien ha tocado su propia profundidad puede amar desde la plenitud.

Recuerda esta frase:
“Al final, la soledad no era oscuridad. Era una lámpara encendida en el corazón.”




Gracias Raul por este regalo, reconozco que soy luz y a la soledad qye me compaño para mi renovación y sanción para nueva versión lo creo y lo he creado. Gracias un fuete abrazo a la Distancia. Dios te siga cuidando, acompañando, inspirando y bendiciendo con la abundancia para iluminar y bendecir a otros con tus leeciobes, articulis. Gracias 🫶💫🙏